martes, 24 de marzo de 2009

DEL PORQUÉ LOS TRABAJADORES OBJETAMOS

Las Centrales Obreras tenemos plena convicción, y así lo hemos reiterado en nuestros pronunciamientos, que el asunto principal en las discusiones sobre los tratados de libre comercio es la defensa del mercado interno, los recursos naturales y el trabajo nacional.
Las posibilidades de que nuestras fuerzas productivas alcancen un verdadero desarrollo, y con ello el mejoramiento del nivel de vida de los colombianos, están estrechamente ligadas al propósito de abastecer nuestro mercado interno con mercancías, productos y servicios de origen nacional y a que la capacidad de compra de los trabajadores les permita satisfacer sus más elementales necesidades. Partir de premisas distintas al momento de opinar sobre el libre comercio y la globalización, conduce al equívoco de negar la disparidad existente entre las economías gringa y europea y la nuestra y a soslayar el interés marcado de esas potencias por inundar nuestro mercado con sus mercancías, capitales y servicios, golpeando aún más nuestra ya mermada capacidad productiva.
No se trata solamente de firmar un capítulo garantista en materia de derechos laborales y libertades ciudadanas, que por supuesto están harto maltrechas por imposición de esas potencias; se trata de defender las riquezas naturales, la producción y el trabajo nacionales, que es en últimas el derecho a desarrollarnos como nación independiente, tal como lo intentan hacer Bolivia, Ecuador y Venezuela, entre otras.
Al movimiento sindical, antes que pensar en conciliar y alcahuetear los desmanes que se cometen contra la nación colombiana y su población, le corresponde continuar dando la batalla contra la aprobación del TLC con Estados Unidos y denunciar ante el mundo el carácter autoritario y dictatorial del presidente Álvaro Uribe y la manera como el gran empresariado colombiano lo secunda en tal despropósito.
Respecto al triunfo electoral de Barack Obama, lo consideramos un rechazo del pueblo norteamericano a la política económica y guerrerista de Bush, sin olvidar que los intereses de la potencia imperialista son bien distintos de los nuestros y que la globalización y el neoliberalismo que impulsa corresponden a políticas bipartidistas de Estado que comprometen en Estados Unidos tanto a Demócratas como Republicanos.
Finalmente, los intransigentes y renuentes a reconocer los derechos de asociación y negociación de los trabajadores han sido precisamente los gobiernos de turno y con mucho el de Uribe Vélez aupado por los grandes “Cacaos” de la Andi y del sector financiero. ¿O en qué país cree usted que ocurrieron los recientes paros de los corteros de caña, de la Rama Judicial, el magisterio, la Registraduría, la DIAN y el ICBF, entre otros? Lamentable y rechazable su insinuación coincidente con el uribismo sobre la instrumentalización del sindicalismo por parte de los grupos ilegales. Seguimos estando de la orilla de los trabajadores, de la democracia y de la Nación.
La valiente y justa lucha de los indígenas, que merece el apoyo decidido de todos los colombianos de bien, muestra con meridiana claridad que los problemas de Colombia y su gente son mucho más graves que los que usted parece considerar en su columna y en sus propuestas. No es simple coincidencia que en los puntos que orientan la Minga Indígena se consigne el rechazo total al TLC que el gobierno de Uribe Vélez hizo aprobar de su Congreso y que suplican a voz en cuello que se les ratifique en el de los Estados Unidos.
* Contenido de la Carta de Respuesta de la CUT a las Propuestas del Periodista León Valencia publicadas en El Tiempo del 15 de noviembre. CUT, Bogotá, noviembre 18 de 2008.

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